domingo, 22 de mayo de 2011

Horario Cortado

Horario cortado (monólogos iniciales)

Fóbica:
Siempre tuve muchas fobias, a los microbios, a los sapos, a las cucarachas, a las arañas, al encierro, a la oscuridad, a la muerte y a los pájaros. Probé todo tipo de tratamientos y terapias para poder superarlas. Diría que las tengo bastante controladas pero hay una que no, los pájaros siguen afectándome de manera escandalosa, lo que más me asusta son los ojos, no tanto el aleteo sino los ojos y el pico. Miré todo tipo de  películas de bichos que vuelan, desde la de Hitchcock hasta esa de murciélagos, pero no hay caso, no puedo superarlo. 

Golpeado:
¡Plaf! Sentí el cachetazo en la boca, la cabeza me quedó vibrando, un poco me maree, me tambalee y agarre el mantel de la mesa que apenas yo sobrepasaba. La mano era grande, o uno recuerda todo más grande  porque el mundo parece inmenso. Si tenía seis, la mesa me tendría que haber llegado acá (se señala el pecho) Pero yo recuerdo mirar para arriba y ver el borde con el mantel que se deslizaba y el plato que giraba y la sopa de Vitina que caía sobre mi pecho ¡Plaf!

Huérfana:
¡Plaf! gotitas de alcohol sobre mi pancita, ardor. Tengo una imagen de ella cambiándome los pañales, así de abajo, (canta)… somewhere over the rainbow, way up high and the dreams that you dreamed of once in a lullaby…. es imposible tener una imagen tan precisa me dijeron, yo estoy segura, hacía calor, yo sentía el pañal de tela en la cola y recuerdo claramente los olores y los sonidos, el corcho de la botella de alcohol cuando destapa, el olor a alcohol que corría por mi ombligo y el frío ardor de una gotas que plaf! rebotaron en mi pancita, el algodón húmedo en la cola, el hipoglos frío en la cola, el olor frío del hipoglos. Diez días, era una bebe preciosa, es imposible me dijeron, yo estoy segura. Diez días….

Fóbica:
El otro día, en una veterinaria de la calle Belgrano me compré un loro, le dije al vendedor que me eligiera el más verde…ese le dije, no…ese y que me vendiera la jaula más cara. Era así, como la cúpula de una iglesia, como la jaula de Twity, me pareció ver un lindo gatito. Camine por Belgrano con la jaula en la mano, cuando llegué a  Caseros la vereda se puso finita, estrechísima, ahí en el Huerto, ¿Por qué las veredas de Córdoba son tan angostas? La jaula rozó la pared y el loro empezó  a aletear y gritar como loco, yo quede atrapada entre la baranda de la vereda y la jaula, solo tenía que soltarla, dejarla caer pero no pude, me agarre de la baranda y tome aire por la boca, me híper ventilé, el mareo fue tan grande que me hizo tambalear justo cuando un colectivo pasaba por Caseros, el color turquesa que pasó delante de mis ojos me despabiló como un cachetazo.
Golpeado:
¡Plaf! Sentí el cachetazo, los labios me quedaron calientes, después se me anestesio toda la boca, como cuando vas al dentista. Plaf! cayó la sopa sobre mi pecho. Que feo quemarse con sopa de vitina, dicen que es lo peor, o con mate cocido. Caliente mi boca por el cachetazo, caliente mi pecho de sopa de vitina, gusto a sangre en la boca, los labios electrificados, plaf! el sonido de su mano en mi cara, cachete, boca, oído. Aturdido, mareado, dolorido, quemado. 
Acá me quedó una marca de la quemadura, ¿ves? Cuando me afeito me duele, la piel es finita y el filo peligroso. 
Había agarrado la afeitadora, me gustaba girar la rosquita hasta el máximo para ver como se abría, me gustaba sacar la Gillette y volverla  a poner, los palitos encajaban justo en los agujeritos, después giraba la rosquita  en el sentido opuesto hasta el máximo, las tapitas de la afeitadora se cerraban como los puentes levadizos cuando se cierran para que los autos puedan circular. 

Los textos que siguen son en simultáneo:

Golpeado
Hay una película, no me acuerdo el nombre donde un auto es perseguido por la policía y no tiene otra escapatoria que aumentar la velocidad cuando el puente levadizo se está abriendo. La sirena de la policía suena, el auto sigue a toda velocidad, rompe las vallas y después en cámara lenta vuela y parece que va a pasar para el otro lado pero plaf¡ se estrella contra el borde.

Fóbica
Miré todo tipo de películas de bichos  que vuelan desde la de Hitchcock hasta esa última  de murciélagos, también Jurasik Park por las partes de los dinosaurios que vuelan, pero no hay caso, no puedo superarlo. Miré todo tipo de programas documentales de aves y pájaros: animal planet, la aventura del hombre, etc., etc., etc.

 Huérfana
Detesto el cine catastrófico. Odio las películas de aviones que se caen, barcos que se hunden, dinosaurios que comen gente, epidemias virales, países del norte que se congelan y huyen al sur, volcanes que erupcionan, trenes que no frenan, marcianos que invaden la tierra, etc. Me gusta el cine más intelectual, Woodie Allen por ejemplo.

Fóbica:
Seguí caminando por Belgrano, con la jaula colgando de mi mano derecha y la cartera en la mano izquierda. La vereda se hacía interminable. Sentía el hueco de la axila derecha porque pretendía mantenerme lo más alejada posible de la jaula. El sudor me invadía por todos lados. Corrían gotas de sudor por mi espalda, por mi cuello, debajo de mi pelo, entre mis piernas, por mis axilas, plaf! caían gotas sobre la jaula y el loro aleteaba y gritaba como loco.
La gente me miraba asustada, como si fueran todos fóbicos y yo que creí que era la única.
Cuando estaba por cruzar veintisiete de abril, un muchacho no me sacaba los ojos de encima, no miraba la jaula, me miraba a mí a los ojos, tenía la cara triste, entonces todo se detuvo, la ciudad quedo congelada, los colectivos frenaron, el tiempo quedó como una película en pausa.
Yo cruce la calle, el chico también, lo único que se escuchaba eran mis zapatos, sus zapatos y el aleteo del loro dentro de la jaula.
No dejamos de mirarnos nunca hasta que nuestros cuerpos pasaron uno junto al otro. Yo no me di vuelta para mirarlo, estoy segura que él tampoco y terminé de cruzar la calle segura de mí misma, soberbia, despampanante, sensual con la jaula colgando de mi mano derecha. Fue un momento tan feliz, tuve ganas de darme vuelta para buscarlo, decirle, gritarle pero no me animé, corrí, me escape, me escondí.

Huérfana:
Mi mamá murió diez días después de mi nacimiento. Recuerdo claramente cuando ella me cambiaba los pañales, aunque me digan lo contrario….

Fóbica:
Cuando yo tenía diez años mi primo me encerró en un gallinero y un gallo me picoteo la cabeza, me acuerdo que miraba hacia arriba y el gallo me tiraba picotazos, yo me cubría los ojos.

Golpeado:
Miré hacia arriba, el plato de sopa de vitina cayó sobre mi pecho. Mi papa me levantó, me llevó corriendo a la pileta del patio y me acostó debajo del pico de agua mientras lloraba y me pedía perdón. Yo miraba desde abajo como sus lagrimas ¡plaf! Caían sobre mi pecho. Mi papá…

Huérfana:… solamente llegué a tomar calostro por eso soy tan enfermiza, me salen herpes sobre el labio superior, no me puedo depilar, cuando los herpes se curan quedan manchas que parecen bigotes ¿ves? Me explicaron que mis desordenes alimenticios se originan ahí, por no haber amamantado. Podría haber sido otra cosa, fumadora, alcohólica o adicta al sexo oral pero no, no tengo ninguna de esas conductas. En cambio con la comida…
Estoy mejor, desde que empecé a hablar dejé de comer.

Golpeado:
Tenía la barba negra como Martín Karadagian, nos gustaba mirar titanes en el ring todos los domingos. No era malo, se enojaba de vez en cuando y plaf! Me daba un cachetazo, pero después se arrepentía y me traía un chocolatito Jack.
Después que murió, no lloré, lo quería a pesar de su mal carácter. Yo estaba editando el video de un casamiento, mi mamá  atravesó el living con las cenizas de mi papá en una bolsita de Casa Tía y se metió en el baño. Era la primera vez que ella caminaba derecha y miraba al frente con orgullo, llevaba las cenizas de mi viejo, caminaba exuberante por el piso de granito que tanto había encerado. Parecía salida de una película de Fellini, atravesó el living, se metió en el baño y plaf! la tapa del inodoro, el agua de la cadena empezó a correr. Después volvió a la cocina sin decir nada con la bolsa de Casa Tía apretada en su puño derecho. Ella era como la bolsa que se agrandaba después de dejarla caer sobre la mesa de la cocina.

Fóbica:
Dejé la jaula sobre la mesa de la cocina…la miraba constantemente desde la silla, tenía la forma de un miriñaque, parecía la jaula de Twity, me pareció ver un lindo gatito. Me fui acercando de a poco, cuando la tuve a medio metro no pude soportar el temor, sentía ahogo, miedo, todo mi cuerpo era una sola sensación de dolor. 
Atravesé el living hacia el baño.

Huérfana:
Me quedaron algunos hábitos que desaparecerán con el tiempo supongo. No puedo parar de comerme los dedos y las uñas. Mi boca se llena de saliva que debo tragar para poder hablar. Tengo la necesidad de comprar en grandes cantidades un mismo producto, si una remera me queda bien, compro en todos los colores que haya. Alquilo cinco películas juntas, nunca me alcanza el tiempo para verlas a todas, las tengo que devolver pero me quedan dos sin ver, entonces las vuelvo a alquilar pero me llevo  otras tres, entonces lo mismo, no me alcanza el tiempo para verlas a todas, empiezo de nuevo y sigo así, así, así y así.  
El chico del video club se me queda mirando. 

Fóbica:
Quedé parada en medio del baño, no podía moverme sentí lo mismo que en la esquina de Belgrano y Caseros, tome aire por la boca, me híper ventilé. Una gota caía por el grifo de la bañera, plaf!, las fui contando mientras decidía que en la número diez mi cuerpo reaccionaría: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve…

Golpeado:
Nunca le pregunté que había sentido al atravesar el living con las cenizas de mi viejo en la bolsa de Casa Tía, ni siquiera me miró. Cruzo el living como salida de una película de Fellini y yo la miré, estaba tan sensual. Ahí me di cuenta que era una mujer como cualquier otra, como cualquiera de las que filmaba sin que se dieran cuenta. Las que miraba por la calle buscando su mirada, las que nunca me miraban. Excepto una que estaba por cruzar la calle, parada en veintisiete de Abril y Belgrano con una jaula en la mano, el semáforo estaba en verde, entonces con mi mirada la obligué a que no cruce, nos miramos por un instante, el mundo se detuvo, cruzamos en simultaneo en medio del sonido urbano, nos miramos hasta que nuestros cuerpos pasaron uno junto al otro. Yo no me di vuelta, estoy seguro que ella tampoco y terminé de cruzar la calle tan feliz, cuando llegué a la vereda giré para buscarla, decirle, gritarle.

Fóbica:
Diez ¡plaf! cayo la gota en la bañera, abrí el grifo y esperé a que se llenara. Luego corrí del baño a la cocina atravesando el living, agarré la escoba enganche la jaula y la llevé hamacándose hasta el baño. La  sumergí en el agua, no se hundía, era como una jaula canoa, entonces empecé a pegarle, el  loro aleteaba mientras me salpicaba y me pedía por favor que no ¡plaf! y la jaula se hundió. Sentí como si el fuego de mi cuerpo se apagaba, como si me hubiese sumergido en un río purificador. 

Huérfana:
¡Plaf! Diez días tenía….casi no tomé la teta, no puedo creer que todo se haya originado ahí, quiero ser amamantada ahora….quiero una mamá con dos tetas bien grandes y llenas de leche…mamá, ¿Dónde estás?, ¿Dónde estás?
  
Golpeado:
¿Dónde estás? Te busco entre la gente, quiero preguntarte, decíme que se siente, se te ve tan feliz, es ahí donde tenes que estar, no te das cuenta.

Fóbica:
Cada vez que voy al centro de la ciudad me escondo entre la gente para que las palomas no se den cuenta que estoy, a veces logro pasar inadvertida  otras veces no. Llego a casa y me meto vestida debajo de la ducha.

lunes, 28 de septiembre de 2009

A kilómetros de acá


A kilómetros de acá


28 de Septiembre se llevó a cabo la  última función de la obra " A kilómetros de acá" en la sala del Cineclub Municipal Hugo del Carril en el ciclo Opening night.




Como un homenaje a la literatura de Manuel Puig, la obra planteó un viaje en el tiempo a través de tres
generaciones de mujeres de una familia.

  •  “A kilómetros de acá”  quedó seleccionada para el Fondo Estimulo a la Actividad Teatral Cordobesa – FEATEC 2009.































Sinopsis

1951 - Un hombre yace en el piso, rígido. Una mujer mira una película en un cine de pueblo, en ese mismo instante otra mujer dobla ropa de bebe mientras llora.
2007 - Una mujer escribe una historia sobre un hombre envenenado, piensa y escribe ¿quién pudo matarlo y por qué?
1972 - Una joven deja su casa para nunca volver. 
1951 y 2007 - Un hombre llora después que su mujer lo abandona.
2007 y  1976 - Una niña llora después que su madre la abandona.
Una mujer joven deja todo para alejarse a kilómetros de donde está. 1951- 1972












Equipo de trabajo


Actores:
Marita Bussalino
Cecilia Blanco
Luciana Lopes
Natalia Gorena
Luciano Gazzero

Diseño y realización de Escenografía y vestuario:

Mercedes Chiodi

Diseño de sonido y musicalización:

Cristina Smargiassi

Operación de sonido

Valeria Mambrín

Diseño y operación de luces:

Cristina Smargiassi

Proyección de diapositivas

Macarena Simón

Diseño gráfico:

Mercedes Chiodi 

Música original

Gastón Carbonetti

Dramaturgia y dirección general:

Luis Quinteros


lunes, 21 de septiembre de 2009

A kilómetros de acá

"A kilómetros de acá"

Invierno de 1951, Ciudad pequeña de Buenos Aires, Argentina.

Espacio escénico. Adelante a la izquierda del espectador.

Abre luz. Imagen de Guido tendido en el piso, luego la luz apaga. 

VOZ EN OFF 
VICTORIA:
Provincia de Buenos Aires, alguna ciudad pequeña “cualquiera”, un hombre yace en el piso, su cuerpo está rígido, tiene los ojos abiertos y espuma en la boca. Es un hombre joven, de 30 años, aunque por su estilo parece mayor. Junto a él hay una taza de té y un plato tirados en el piso….

Abre luz sobre Victoria que se encuentra en el centro del espacio escénico.

Primavera  de 2007, Ciudad de Córdoba, Argentina.

VICTORIA:
...Unos meses antes, en la misma ciudad, Blanca está sentada en un cine, el único cine de la ciudad. Es un día de verano   “cualquiera” de 1951. 

Victoria escribe en una notebook. Esta vestida como si acabase de llegar de la calle, se ven sus zapatos tirados a un costado. Victoria estará descalza  la mayor parte de la obra, solo se calzará cuando tenga que irse.
Paralelamente abre luz atrás a la izquierda del espacio escénico de Victoria, sobre las butacas. Blanca está sentada en el cine y se escucha el audio de la película de fondo. Se ven imágenes de la película reflejadas sobre el espacio escénico en diapositivas.

...Blanca mira compenetrada la película, en su rostro se refleja la luz de la pantalla, es la tercera vez que mira “El amor nunca muere”, porque su actriz favorita, Zully Moreno, es la protagonista….  

Blanca y Victoria realizan la misma acción de hamacar sus piernas mientras se
proyectan las dispositivas sobre el fondo del espacio escénico y se escucha el 
audio de la película.

…Blanca está emocionada con la película, se abanica con un folletín, su palidez combina con su vestido, sus zapatos y guantes de hilo blancos.
El mismo día, en la misma ciudad  y a la misma hora, muy cerca de ahí, Rosa prepara una enema para su hijo Juan. 

Abre  luz adelante a la derecha del espacio escénico. Rosa ya está ubicada en este sector.
Rosa usará los mismos zapatos a lo largo de la obra, incluso con los cambios de vestuario y con el paso del tiempo.
Las diapositivas no se reflejan más.
Baja audio de película hasta desaparecer, baja luz de cine sobre Blanca hasta apagar.
Victoria sigue tipeando.

...Está acalorada, de mal humor y lleva una toalla blanca en su hombro con la que seca su rostro sudado. Con una pava en la mano izquierda vierte agua en el recipiente del enema 
que sostiene con la mano derecha.

Se escucha sonar un piano, una melodía con errores evidentes.

Baja levemente la luz de Victoria. 
Ella tipea velozmente sobre su notebook.

domingo, 13 de abril de 2003

La divinisima

La divinísima aparece en el memoria de Juana, la protagonista. Estas reminiscencias incomodan a los demás integrantes de esta familia que se reencuentra en una vieja casona de Junín plagada de recuerdos.
La ópera y el teatro en combinación.

Lugar de estreno: Fundación Teatro Del Sur. Abril y Mayo de 2003.






Las arias usadas en la obra.


















domingo, 6 de abril de 2003

La divinísima

Escena 3

Música de Tosca sigue (pista)

Luz general en espacio 1 sube lentamente.

Música de Tosca (pista) baja lentamente.

En el espacio 1 están Mariana y Guillermo. Él tiene un bolso de viaje pequeño.

Guillermo:                   
¿Cómo está?

Mariana:
Igual que hace veinte años, con su locuras y delirios...total está Laura para complacerla en todo.

Guillermo:
Por lo que sé Laura es la única que se ocupa de la tía desde hace años.

Mariana:
Es lo menos que puede hacer, tanto ella como Ana son casi huérfanas.

Guillermo:
Linda forma de recibirme...

Mariana:
¿Cómo querés que te reciba? si me decís esa frase melodramática "Laura es la única  que se ocupa de la tía desde hace años" ¿Y yo qué? me la pasé descansando  seguramente.

Guillermo:
Pará un poco Mariana, me pediste que viniera y acá estoy, tuve que dejar de lado compromisos importantes así que te pido por favor que pares un poco.

Mariana:
Bueno no te enojés, no sabía que tuviste que dejar compromisos importantes, lo que pasa es que estuve dos horas con la tía, sabés como es, sabés como me pone. Bueno, no tiene sentido discutir ahora. Te extrañé.

Guillermo:
Yo también. No vi tu auto.

Mariana:
Vine en micro, no me animé a manejar tanto, estoy miedosa últimamente, no sé que me pasa. No, en realidad me dio fiaca, no sé.  

Guillermo:
¿Cómo está todo por allá?

Mariana:
Igual que siempre, no cambia demasiado con el tiempo. Nuestra casa sí cambio, la convertí en un estudio. Tu habitación está llena de muebles cubiertos con sábanas y  la de mamá y papá también, necesitaba espacio. Vacié los placares y regalé toda la ropa, no tenía sentido guardarla. Hice pintar el living color maíz y sólo dejé el piano justo en el centro, ahora la acústica es mucho mejor.

Guillermo:
No dejaste lugar para mí.

Mariana:
¿Para qué? sino pensás volver, ¿o sí?

Guillermo:
No, claro que no. Pero podría visitarte.

Mariana:
Bueno colchones hay, si vas en invierno dormís en mi cuarto, si vas en verano en el living, como cuando éramos chicos.

Guillermo:
 ¿En un colchón?

Mariana:
Sí en un colchón, si yo voy a visitarte a La Capital, ¿dónde tendría que dormir?

Guillermo:
Es verdad, no tengo demasiado lugar.

Mariana:
No es tan terrible. Podrías pasar una vacaciones en casa, hace mucho que no vas.

Guillermo:
Hace años que no me tomo vacaciones.

Mariana:
Hace catorce años que te fuiste y hace diez que no volvés a casa, parece que el tiempo te borró la memoria.

Guillermo:
El año pasado estuve por los trámites de la sucesión.

Mariana:
El año pasado tenías que estar ¿Cuándo vas a tener ganas de ir?

Guillermo:
Estoy muy complicado, me acabo de separar.

Mariana:
Se van a divorciar supongo ¿Tenés abogado ya?

Guillermo:
Sí, en realidad no, todavía no, a veré.

Mariana:
Yo te dije que ella no te convenía, te lo dije.

Guillermo:
¿Cómo podés opinar de alguien que no conocés?

Mariana:
Opino porque sos mi hermano y te veo cómo estás.

Guillermo:
Tenés una forma tan extrema de ver las cosas. o blanco o negro. Vos no sabés nada de mí, no tenés idea de mi matrimonio. Nos casamos seguros de lo que hacía pero con el tiempo dejamos de querernos, nos dimos cuenta que ya no iba y acordamos separarnos.

Mariana:
Bueno, no te enojés. Con quererse no basta Guillermo, no basta. No conozco demasiado de la relación, no puedo opinar pero me importás vos y no te veo bien.

Guillermo:
Entonces cuidáme, no me ataqués, no me retés, no me critiqués....es difícil sabés.

Mariana:
Dale tiempo, el tiempo ayuda a olvidar, no estoy siendo irónica.